Tal día como hoy, hace seis años, llegaste a mi vida así, entre esponjosos algodones. Tal día como aquel saliste de mi interior sin sobresaltos, con la misma tranquilidad que hoy te caracteriza. Después de un idílico embarazo, sin poder verte, sin poder tocarte, siendo dos en uno, nuestro trabajo en equipo - tú por salir, yo por sacarte - obtuvimos nuestra merecida recompensa. Por fin estábamos juntos. Y desde el mismo momento en que unas manos benefactoras te posaron en mi dilatada barriga, te miré con ojos llenos de agua teniendo la sensación de que nos conocíamos de toda la vida. Desde ese mismo instante, ni un sólo día he podido dejar de verte. Ni de oírte. Ni de hablarte. Ni de quererte. Adoro tu espontaneidad, tu risa, tu dulzura, tu sutil ingenuidad. Nuestra complicidad. Adoro las mañanas cuando te cuelas entre mis sábanas, deslizas tu brazo bajo mi cuello y caigo en la tentación de abrazar tu cuerpo templado que crece a pasos agigantados. Nos abrazamos en silencio hasta que en susurros tú, me preguntas: ¿que tal tu sueño? Es el mejor despertar que uno puede tener.
Así que tal día como hoy, quiero darte las gracias por llenar mi vida de felicidad gratuita, sin concesiones ni condiciones.
Y como cada noche cuando nos despedimos al irte a dormir, quiero terminar:
Así que tal día como hoy, quiero darte las gracias por llenar mi vida de felicidad gratuita, sin concesiones ni condiciones.
Y como cada noche cuando nos despedimos al irte a dormir, quiero terminar:
-Hasta mañana, mi vida
-Hasta mañana, mamá
-Sabes que te quiero un montón, ¿verdad? No lo vas a olvidar...
-Nuncaaaaa
-Hasta mañana, mamá
-Sabes que te quiero un montón, ¿verdad? No lo vas a olvidar...
-Nuncaaaaa