
Debo advertiros que, Cuerpo y prótesis, es como una gran caja de bombones. Es una de esas que cuando la abres, ¡ay madre! no sabes cual elegir. Tendréis la sensación de que si empezáis por el bombón envuelto en papel brillante para satisfacer vuestra tentadora curiosidad, la sorpresa de su dulce chocolate os obligará irremediablemente a coger otro y luego otro, y luego otro...
Su variedad de articulos, al igual que la de los bombones, son irreverentes, divertidos, punzantes, irónicos, ¿absurdos?, pues sí, tan absurdos como algunos aspectos de la vida misma y una vez que te adentras en su lectura no vais a poder dejarla.
De algo quiero preveniros, leer a Millás os adentrará hacía lo más hondo de un vertiginoso bucle. Empezaréis a leer y con cada lectura váis a querer más, y más, y más... Y pasados un par de días, cuando hayáis degustado el libro, sentiréis la necesidad de seguir leyéndolo. Esa necesidad que se agolpará en el pecho bloqueándoos la respiración y no podréis despojaros de ella hasta que empezéis nuevamente este libro o cualquier otro de su bibliografía. Leerlo y releerlo. Saborearlo y disfrutarlo.
En fin, que queréis que os diga yo sobre los bombones que vosotros no sepáis.
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