jueves, 3 de febrero de 2011

¡FELIZ CUMPLEAÑOS!


Hoy día de San Blas, no te tocaba nacer. Quisiste adelantar tu nacimiento tanto como para no dejarme examinar del práctico de conducir. Ya lo veía venir. Te sentía tan vivaracho en mi interior que me temía lo peor.
Y fue en viernes, el mismo día que nació tu hermano. A la misma hora, 5:30 de la mañana, cuando entré el hospital sin apenas darme tiempo a preparar una pequeña maleta con mis cosas. ¿Acaso tenías miedo de no tener el mismo protagonismo que tu hermano?

Tal día como aquel saliste de mi interior con una celeridad increíble. La misma que hoy te caracteriza y a la que con mucho esfuerzo, te cuesta dominar.
Por increíble que parezca, también tuve un idílico embarazo, de manual, como dijo un amigo mio y reviviendo lo mismo que en el parto de tu hermano, mis ojos se volvieron a llenar de agua al verte entre mis brazos.

Eres tan diferente a tu hermano que a veces me cuesta reconoceros. Desde pequeño siempre has ido por tu cuenta, independiente en todos los sentidos. Eres cariñoso al máximo, divertido. Desbordas lealtad con todo el que se te acerca y sí poco tienes, lo compartes sin pensártelo dos veces. Por no decir que eres un embaucador nato. Un verdadero profesional del halago y la zalamería. Me temo que dejarás muchos corazones rotos allá por dónde vayas.

Así que tal día como hoy, quiero darte las gracias por llenar mi vida de felicidad gratuita, sin concesiones ni condiciones.
Y con una muletilla que ya has hecho de tu propiedad me voy a despedir:
- Guapetona, escucha una cosa. Sí tú dices no, es que si pero sí tú dices si es que si ¿vale? Puedo comer una chocolatina, ¡ehh, ehh, guapetona mía!!

Ay, mi niño, tal y como me lo dices cómo me voy a negar...


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